La cinta dirigida por Aldo Salvini y protagonizada por Giovanni Ciccia será la última de la saga peruana
La
Soga Producciones y BF Distribution lanzan el primer teaser de la
película Django, en el nombre del hijo, que llegará a todas las salas de
cine del país en noviembre próximo. Esta será la última entrega de la
saga peruana cuyos títulos anteriores fueron Django, la otra cara (2002)
y Django, sangre de mi sangre (2018).
Bajo
la dirección de Aldo Salvini, Giovanni Ciccia vuelve a interpretar al
mítico personaje de la pantalla grande. El actor comparte roles, en la
nueva entrega de Django, con Brando Gallesi, Melania Urbina, Sergio
Galliani, Tatiana Astengo, Stephanie Orué, Rodrigo Sánchez-Patiño y Paul
Vega.
La
película Django, en el nombre del hijo será la continuación de Django,
sangre de mi sangre, que también fue dirigida por Salvini. Se grabó en
diversos escenarios del Callao como el malecón de Chucuito y la calle
Atahuallpa, Chorrillos y el centro de Lima.
En
la tercera y última entrega de saga peruana, “Django” (Giovanni Ciccia)
se volverá a fugar de prisión para buscar a su nieto. Su nuevo enemigo
será “Tabique Doro” (Rodrigo Sánchez-Patiño), pareja de su exnuera
“Magda” (Stephanie Orué). Le pedirá ayuda a la “Chica Dinamita” (Melania
Urbina) y tratará de evitar que su hijo “Salvador” (Brando Gallesi) se
involucre en la búsqueda.
Vivir Ilesos, la nueva película de suspenso psicológico, escrita y dirigida por Manuel Siles, que trae de vuelta a las pantallas a Magaly Solier
en un personaje totalmente diferente a los que hasta ahora ha
interpretado, presenta su nuevo afiche y confirma su estreno para el 10
de octubre próximo en cines a nivel nacional.
Magaly Solier
encarna a Lucía, una estafadora inexperta e ingenua, que cree que robar
es la solución fácil para sus problemas. Ella y su novio Alberto (Oscar
Ludeña), pretenden estafar a un hombre con poder económico y
aparentemente inofensivo, encarnado por Renato Gianoli, comprándole una cámara de fotos con dinero falso, pero cuando parece que el plan ha resultado, todo da un giro inesperado.
La
víctima, al darse cuenta del engaño, se convierte en agresor, atrapa a
la pareja, se deshace de Alberto, dejándolo en manos de un grupo de
marginales, y rapta a Lucía. Se inicia así un juego siniestro de
intriga, abuso de poder, manipulación y violencia física y psicológica.
Conforme avanza la historia, este personaje va revelando sus verdaderas
intenciones.
En
el thriller, la mujer es el objeto de sumisión y deseo, y el dominante,
un hombre egocéntrico, frío y cruel que controla todo a su antojo. La
promesa de una vida regalada en medio de un terror latente, hace que el
enfrentamiento se convierta en un reto de sobrevivencia. Lucía tiene que
hacer uso de toda su capacidad de resistencia, intuición y astucia para
seguir con vida.
Según el director Manuel Siles, quien anteriormente destacó con su película Extirpador de Idolatrías, Vivir Ilesos,
es sobre todo un viaje al lado más oscuro del alma humana. Una película
que a pesar de la sordidez de las situaciones que presenta, lo hace sin
caer en el facilismo vulgar de lo explícito. Es también una metáfora de
un sistema que propone una vida sin problemas económicos a la mujer, a
cambio de la renuncia a su desarrollo personal y a sus aspiraciones, y
al precio de la humillación, la postergación y las vejaciones en
silencio. Un sistema que parece decir, si quieres los beneficios,
sométete.
El caso que presenta Vivir Ilesos podría suceder hoy en Lima, donde los casos de abuso y violencia contra la mujer no disminuyen y se dan en todos los sectores, inclusive en las esferas del poder. Las señales de un problema de salud mental que no está siendo atendido son cada vez mayores. Refleja también, una forma de hacer política, una forma de conducirse en nuestro tejido social. Vivir Ilesos es una obra premiada por el Ministerio de Cultura, ganadora del Concurso Nacional de Post Producción de Largometraje 2018. Es una producción de Luna Pintada Producciones en asociación con Cine Bruto y Perfo Studio, con la producción general de Mariví Mujica, distribuida por V&R Films.
23 Festival de Cine de Lima
- *COMPETENCIA OFICIAL*.
Género: Drama.
Duración: 102 minutos.
Evelia (Eve), mucama de un lujoso hotel 5 estrellas,
vive atrapada en la diaria rutina de su entorno laboral. No obstante, esta aún
se permite soñar.
La
Camarista, opera prima de la directora Lila Avilés, nos presenta como único
escenario aquella inmensa torre de cristal, ubicada en pleno corazón del D.F.
mexicano.
De
lleno, nos vemos sumergidos en un entorno de blancos y grises. Puertas, paredes
de concreto, mayólicas y muebles confluyen así en un casi monocromático y
minimalista ambiente.
Es
entre este espacio que se desenvuelve Eve (Gabriela Cartol), auxiliar de
limpieza. De mirada un tanto triste y vistiendo su gris uniforme, ella muestra
siempre una gentil disposición (si acaso dócil),
hacia los distintos huéspedes que la requieren.
Aunque
responsable y dedicada, Eve se permite de cuando en cuando curiosear en los
cuartos que atiende. Gusta de divagar con los artículos que encuentra y se
sumerge en sus propios pensamientos. Cualquier cosa que la saque del tedio de
sus quehaceres es menester para hacer tolerable su actual situación.
Es
curioso sin embargo, el observar al resto de colegas de Eve con una mejor
predisposición. En concreto, es un colectivo alegre y entusiasta, camuflado
claro está, en aquel ámbito gris y geométrico de los interiores del hotel.
Solo
Eve se muestra apática, inconforme, incluso introvertida. No gusta mucho de
interactuar con sus pares. En todo caso, el poder comunicarse cada tarde con su
menor hijo (Rubén) vía telefónica, es toda la comunicación que ella necesita.
Lo
quiera o no, sin embargo, diversos personajes irán cruzándose en el camino de
Eve, matizando así la trama. A veces para bien. Otras, no tanto.
Desde
huéspedes un tanto excéntricos (una poco recatada argentina, madre primeriza),
a colegas parcos (la ascensorista lectora), emprendedores (la vende tapers) e
incluso algunas de corte jacarandoso (La
Mini Toy).
Es justo
esta última (Mini Toy), quien hará las veces de una oportuna sidekick para Eve. Risueña de nacimiento
y sin complejo alguno por su rolliza y ruda apariencia, Mini Toy se dará a la
tarea de sacar a Eve de su habitual ostracismo, obteniendo de cuando en cuando
una cómplice sonrisa.
En lo
referente al aspecto idílico, tenemos
como mención especial al Limpiaventanas.
Un joven trabajador del hotel, quien no dudará en cortejar a la adusta Eve.
Pese a todo, la respuesta es nula… al menos, de momento.
El tiempo
sigue su curso, inexorable en lo cotidiano e intrascendente. Nada de lo que Eve
haga tiene un valor real, más que para sí misma.
¿Su
gran objetivo?, el ascender al Piso 42,
y mejorar su status (laboral y educativo). Esto, mientras intenta obtener con porfiado
empeño un vestido rojo del cajón de
“Objetos Perdidos”, propiedad del hotel.
Se da
un momento atípico de la protagonista. Siempre con su pretendiente desde el
otro lado del ventanal, esta se desnuda para él. ¿Acaso ambos ya comparten una
relación?, ¿qué ocurrió entre ellos, fuera de las paredes del hotel?
La
trama no revela nada de manera específica. La única pista en este caso, es el
observar a Eve en una escena posterior, tendida sobre el retrete de uno de los
cuartos y luciendo un semblante enfermo. Tal vez el pequeño Rubén tenga un
nuevo compañero de juegos.
El
desenlace no es auspicioso. Un duro revés aguarda a Eve, anulando así sus
pretensiones laborales.
Estancada
en su realidad y con el vestido rojo en
mano, Eve pierde el control y estalla en un intenso frenesí de rabia.
Su
refugio para la consumación de tan irreverente acto es el Área de Lavandería del
hotel. Así, sus gritos se entremezclan con el constante sonar de las decenas de
lavadoras que la rodean en aquel siempre monocromático, geométrico y asfixiante
espacio, tan bien compuesto por la directora.
Eve
experimenta otro instante de rebeldía y rompe las reglas. Esta asciende por
cuenta propia al tan añorado Piso 42.
El
decorado de aquel lugar es distinto. Más llamativo y multicolor. Una elegancia
moderna y de corte pomposo asoma ante los ojos de la joven mucama. Para su
pesar, este es solo un consuelo temporal.
Su
jornada culmina, como tantas otras veces, más con pena y sin ninguna gloria. La
ira y furia previas, son ahora precedidas por el conformismo y una moderada
desidia.
Eve
atraviesa las puertas giratorias de su centro de labores y enrumba hacia la
calle. NADA EXISTE más allá de los confines de aquel acristalado e imponente
edificio. Eve se aleja cada vez más del encuadre hasta perderse en el
desenfoque… Corte a negro. Fin.
De
ritmo pausado, meramente contemplativa y un tanto monótona en ocasiones, La Camarista guarda sin embargo, una
cualidad esencial en su propuesta: Hacer
interesante lo insignificante.
La
cinta, es una competente exploración hacia lo cotidiano y meramente irrelevante.
Una escrupulosa narración del diario quehacer de Eve. Un personaje como tantos,
sin mayores credenciales o logros valederos. Tan solo una vida opaca y
melancólica que converge con el resto.
Mención
especial a la agudeza visual de la debutante directora y su óptimo manejo de la
atmósfera. Esto, sumado a la sutil, pero contundente propuesta fotográfica
(Carlos F. Rossini) y a una excelente dirección de actores.
Sin
duda, Gabriela Cartol emerge como la piedra
angular de todo este esquema, merced a su excelente y cautivante
performance.
De
momento, es de mis cintas favoritas. Recomendada.
Hasta
la siguiente función. Nos vemos en el Festival.