martes, 1 de septiembre de 2020

24 Festival de Cine de Lima - Las Mil y Una de Clarisa Navas - Competencia Ficción

Crítica de Gisella Barthé

Luego de la fresca y orgánica ópera prima “Hoy partido a las 3”, la directora argentina Clarisa Navas, nos presenta “Las Mil y Una”, que se centra en una periferia del barrio de Corrientes, (las mil casas) que me hizo recordar a una zona del cono norte de Lima, que se hace llamar Previ, por sus pasajes laberínticos que te hacen ingresar a un barrio de familias de clase popular. 

Ahí vive Iris, una adolescente. que junto a sus primos Ale y Darío, están en un proceso de crecimiento y descubrimiento sexual,  de la mano de la madre de ellos, sin restricciones, ni apegos ni falsa moralidad. 

En este universo Iris, comienza a sentir atracción por Renata, la revolucionaria social de las Mil Casas, de quien se dice que se prostituye o que tiene VIH, en un barrio que aún está cargado de murmuraciones y perjuicios.

Filmando como un documental, en largos planos secuencias, este universo adolescente coral, nos crea la sensación  de sutil voyeurismo y complicidad, de una mirada femenina que nos hace cómplices del despertar  de Iris, que ama jugar basquet, que se auto proclama ser un ángel asexual pero que desea a otra mujer.


Así ingresamos al mundo del deseo prohibido, las primeras experiencias íntimas, las fiestas underground, amigos trans, el cyberbulling, y siempre los pasajes a oscuras y las tardes de calor.

Sumergidos en un laberinto sensorial, de pura observación, con una narrativa libre," Las Mil y Una", no juzga, es una historia de libre albedrío, aquí no se busca estéticas elitistas, solo no hace partícipe, de un universo multihabitacional, de miradas, rostros, llantos, crecimiento en absoluta libertad, como yeguas a la deriva.


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