lunes, 8 de agosto de 2022

CRITICA DE EAMI DE PAZ ENCINA

EAMI de Paz Encina

¿Cómo construir una historia siendo una foránea cultural, con que mirada adentrarse espiritualmente en el universo de los Ayoreos? (grupo étnico del Gran Chaco que vive en un área entre los ríos Paraguay, Pilcomayo y Parapetí que se extiende entre Bolivia y Paraguay.)
La respuesta es simple; con absoluta sinceridad y creando una fábula de amor a distancia, contado desde la mirada más inocente universalmente: el de una niña, que se hará llamar EAMI (que significa bosque o mundo) Un mundo onírico se va construyendo en este híbrido narrativo, que abraza el realismo mágico creando una dicotomía entre lo ancestral con lo real, de la mano de un lagarto o un viejo sabio ancestral que la transmuta a un espacio que quizá ya no vuelva a ser el de ayer.


La directora paraguaya Paz Encina muestra una comunidad donde viven en transfiguraciones constantes de una forma abstracta. Pensar en un tiempo real sería una falacia, el universo de Eami tiene una forma distinta, es unir la fabula con lo cotidiano. Esta comunidad diáspora, huye de los hombres armados, los colonos, que destruyen todo.
Acá todo se sostiene desde el amor, el conversar, unirse con la palabras, expresar el sentirse fuera del lugar, el habita, todo planteado de la concepción espacio temporal. Pero también es cuestionarse que el mundo está en un proceso de involución y destrucción.
Eami es una película sensorial, es como libar aya-huasca visual, que te conecta a un viaje de ida y venidas, de pasados y futuros, canto de pájaros, sonidos de la noche, el correr del agua, un elixir que narra con amor, no busca sanación porque no la hay, es una protesta visualmente espiritual.



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